




CAMBIO CLIMÁTICO EN EL RÍO DE LA PLATA
Los modelos son consistentes en la predicción de algunos aspectos, que aunque de carácter global se manifiestan en muchas regiones. Por ejemplo, se espera un aumento de la intensidad del ciclo hidrológico con mayores precipitaciones, aunque en al-gunas regiones pueda ocurrir lo contrario. Se estima que habrá una mayor frecuencia e intensidad de las precipitaciones intensas (IPCC 2001b), y en consecuencia de los fenómenos asociados a ellas, cosa que ya está ocurriendo en muchas regiones del planeta. En el capítulo 5 se ha visto que ello ya está ocurriendo en la cuenca del Plata.Como consecuencia de la expansión térmica de los océanos y en menor medida por el deshielo de los glaciares y mantos continentales de hielo, se estima que aumentará el nivel medio del mar, el que hacia el 2100 estaría en alrededor de 60cm por encima de su nivel actual. Este efecto global se sentirá con pocas variantes en todas las costas del planeta, pero se pueden anticipar problemas severos en aquellas relativamente bajas como es el caso de los deltas y costas de estuarios y en los estados insulares del Caribe y Polinesia, causando grandes pérdidas socioeconómicas y migraciones.Otro impacto global que se manifestará uniformemente a escala regional es el de la fertilización de gran parte de la biosfera con el consiguiente cambio ecológico.Parte de la vegetación tiene un tipo de fotosíntesis en el que el dióxido de carbono es un factor limitante, por lo que su aumento favorece su desarrollo. Otros ve-getales,en cambio, no cambian su nivel de fotosíntesis en función de la concentración del dióxido de carbono. El aumento de la concentración de este gas puede alterar el equilibrio ecológico favoreciendo la expansión del primer tipo de vegetales a expensas del segundo. Mucho más severos serán los efectos de los cambios climáticos sobre los ecosistemas. Estos pueden resultar muy críticos en los sistemas aislados como los de montaña o humedales donde se podría llegar a la extinción masiva de muchas especies y ecosistemas. Algo parecido ocurriría con casi todos los sistemas ecológicos ya que el uso antrópico del espacio ha llevado a la fragmentación y el aislamiento de los mismos.Algunos estudios sugieren que aún en los casos en que la continuidad de los ecosistemas no está limitada geográficamente, la velocidad del cambio climático seria dos o tres veces superior al que muchas especies pueden desplazarse. Por ello,está predominando la idea de que de no mediar una reducción drástica de las emisiones de GEI y su eliminación antes de 50 años, la catástrofe ecológica no tendrá precedentes desde que el Hombre apareció en el planeta.En la producción de alimentos, no se prevé grandes dificultades a escala global aunque sí en ciertas regiones. Las perdidas de productividad en ciertas áreas, principalmente tropicales y subtropicales, serían compensadas por los aumentos en otras, particularmente en latitudes medias y altas. Sin embargo, es de esperar que los rápidos avances en la biotecnología permitan una veloz adaptación a las nuevas condiciones climáticas en casi todo el mundo.Finalmente, existe consenso en que el impacto será mayor en todo sentido enlos países en desarrollo pues carecen del conocimiento, la organización y los recursos materiales para anticipar y adaptarse al Cambio Climático.
Parte del Cambio Climático ya es inevitable: mitigación y adaptación Cuando se calcula el potencial de calentamiento de las emisiones de GEI según las actividades humanas, el 48% corresponde a la energía, fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles. El 24% corresponde a las emisiones de clorofluorocarbonos.Un 13% se atribuye a la deforestación, particularmente en el Amazonas y en Borneo. Un 9% se debe al sector agropecuario, debido a la ganadería bovina y al cultivo del arroz con inundación que es la principal fuente de alimentación para la mitad de la humanidad. El 6% restante es consecuencia del manejo de los residuos orgánicos y de algunos pocos procesos industriales. Sobre las emisiones de los clorofluorocarbonos y de otras sustancias que dañan la capa de ozono están vigentes reducciones acordadas en el Protocolo de Montreal. Por lo tanto, el sector energético contribuye con dos tercios del potencial de calentamiento de las emisiones restantes.Cualquier intento de mitigar seriamente el Cambio Climático debe pasar por una reducción drástica (del orden del 50%) de la quema de combustibles fósiles y en el futuro, su eliminación. Como los combustibles fósiles son la principal fuente de energía (más del 80% del total del mundo), esto no sería posible de inmediato sin causar una catástrofe económica mundial. Además, la sustitución de una fuente de energía primaria es un proceso que la experiencia histórica muestra que tomará,al menos, varias décadas. Por ello, la sustitución de los hidrocarburos en forma substancial no parece factible en un horizonte de 10 a 20 años.Además de esta inercia en el sistema socioeconómico, como ya se mencionó antes, las concentraciones de GEI permanecen por largo tiempo en la atmósfera y el ajuste térmico del sistema climático a las mismas es también lento. Por lo tanto la temperatura aumentará en las próximas décadas en cualquiera de los posibles escenarios socioeconómicos. Es decir, que a pesar de lo poco o mucho que se logre hacer para disminuir las emisiones, el Cambio Climático en las próximas décadas y sus consecuencias ya son inevitables. En efecto, no hay muchas diferencias hasta el año 2040 entre los distintos escenarios .Dado lo inevitable del cambio climático durante el siglo XXI, se está considerando no sólo la mitigación del cambio climático, sino la adaptación al mismo.La adaptación óptima sería aquella que se puede planificar con antelación y no la que ocurre a medida que aparecen los cambios. Sin embargo, en muchos casos eso es aún imposible pues no se cuenta con escenarios muy creíbles a escala regional.De todos modos, el manejo de escenarios permite en ciertos casos minimizar potenciales riesgos sin mayores costos. En particular siempre es recomendable la utilización de opciones que de todos modos son buenas para las condiciones presentes.
La preocupación internacional sobre el Cambio Climático dio lugar a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) firmada en 1992 en Río de Janeiro y en el contexto de la misma, al Protocolo de Kyoto en 1997. Ambos instrumentos constituyen los primeros pasos hacia una solución colectiva y progresiva para la mitigación de este grave problema. El Protocolo de Kyoto compromete una modesta reducción de las emisiones de los países desarrollados durante los próximos años, pero esas reducciones deberían ser mucho mayores si se pretende frenar o al menos reducir la velocidad del calentamiento global hacia la segunda mitad del siglo. La adaptación a la parte ya inevitable del cambio climático es una imperiosa necesidad, pero de ningún modo debe entenderse como una alternativa al proceso de mitigación, pues si este no se profundiza los resultados en la segunda mitad del siglo pueden ser catastróficos.
Cambio climático global
Vicente Barros
GESTIÓN DE RIESGO
La Gestión de la Reducción del Riesgo es un eje transversal e integrador en los diferentes procesos que tienen por objeto garantizar que los caminos de desarrollo impulsados desde la sociedad puedan darse en las mejores condiciones de seguridad posible para la infraestructura y para la población. Las acciones integradas de prevención, mitigación, y preparación así como la concientización y la educación del público son un elemento clave.
El prevenir como medio de reducir los efectos de los desastres naturales, incluyendo la alerta temprana se halla dentro del marco de los programas de la UNESCO y la OMM. Los foros internacionales patrocinados por estas agencias, han reconocido aspectos fundamentales en la prevención y la reducción de los desastres de origen Natural.
Los desastres de origen natural traen consigo no solo trastornos ambientales, pues contaminan el suelo y el agua, sino que destruyen además parte de la flora y fauna; y crean casi siempre focos de infección afectando el hábitat del hombre.
En nuestro País los desastres naturales tienen su origen en las amenazas naturales derivadas de fenómenos de origen atmosférico. Inundaciones, Sequías, Olas de Calor, Olas de Frío, Ciclones extra tropicales, Tornados son algunos de los fenómenos plausibles de causar emergencias de origen atmosférico.
Otros desastres pueden ser causados por actividades antropogénicas, que alteran la normalidad del medio ambiente. Algunos ejemplos son la contaminación del medio ambiente, la explotación irracional de los recursos naturales renovables como los bosques y el suelo y no renovables como los minerales, la construcción de viviendas y edificaciones en zonas de alto riesgo.
Tanto los desastres de origen natural como los originados por la acción humana, pueden afectar a una comunidad y al país, con pérdidas de vida y daños considerables en las propiedades y servicios. El prevenir y minimizar sus efectos ha sido objeto de múltiples estudios a nivel mundial y regional.
Las pérdidas humanas y económicas causadas por desastres naturales han venido en aumento en los últimos años y la sociedad en general se ha hecho más vulnerable a esos desastres. Los más perjudicados por los desastres naturales o de otra índole suelen ser los pobres y los grupos en situación social desventajosa de países en desarrollo, que son quienes cuentan con menos medios para hacerles frente.
La prevención de desastres, la mitigación de sus efectos, la preparación y el socorro son cuatro elementos que contribuyen a la ejecución de la política de desarrollo sostenible, la cual a su vez redunda en beneficio de todos. La reacción ante un caso de desastre no basta por sí sola pues no arroja más que resultados temporales con un costo muy alto.
Durante demasiado tiempo hemos seguido este criterio restringido y ello ha quedado aún más de manifiesto en el interés que recientemente ha suscitado la reacción ante situaciones complejas de emergencia, las cuales, por imperativas que sean, no deben distraer la atención de la aplicación de un planteamiento general.
La prevención contribuye a un aumento perdurable de la seguridad y es esencial para un manejo integrado de los casos de desastre.
En definitiva, la evaluación de riesgos y la gestión de los riesgos ambientales como proceso social complejo e integrador de planificación, aplicación de políticas y estrategias, debería ser considerado por nuestras sociedades como un insumo imprescindible de desarrollo.